Las apuestas deportivas avanzan sin restricciones en la Argentina sobre un camino recién pavimentado. Lo hacen cuando en Europa se les marca la cancha, desaparecen las publicidades en las camisetas de sus equipos de fútbol y países como España, Inglaterra y Francia condicionan las operaciones de las casas de juego con leyes más duras. Bastaría nombrar un par de casos para describir este negocio incipiente por acá. La AFA se asoció con Betwarrior, su sponsor oficial desde la Finalissima que el seleccionado nacional le ganó a Italia en Wembley. River cambió a la aérea Turkish por Codere, el nuevo patrocinador, que estrenó su marca sobre la banda roja en el partido contra Independiente del 7 de agosto. Estas sociedades comerciales funcionan desde que se invita a apostar sobre lo que fuere en una región, Sudamérica, con módicas o nulas regulaciones: el desconocido Boboll (béisbol finlandés), el Master de Dardos de Nueva Gales del Sur en Australia o la Premier Lacrosse League de Estados Unidos, una disciplina que se juega con una pelotita de goma, un palo y una especie de red en la punta. Por supuesto, el fútbol y otros deportes también están en la oferta. Para un jugador compulsivo, cualquier disciplina valdría la aventura de arriesgarse unos billetes.

Betwarrior, propiedad de las empresas DAGMA, Inverclub y Nortia, está asociado a Intralot International Limited -inscripta en Chipre - para acompañar a la Selección Argentina por los próximos cuatro años. La sociedad irrumpió en el mercado con un perfil muy alto. El jueves pasado inauguró el primer Sport Bar de apuestas deportivas en el Hipódromo de Palermo, el más grande de Latinoamérica, como se lo promocionó. Ahora van por emprendimientos semejantes en el Casino porteño y los Bingos de la Provincia de Buenos Aires. “En un país que está difícil” -dijo Santiago Gándara, su responsable de marketing-, “vamos a generar experiencias durante el Mundial de fútbol”. Parecía relamerse con el negocio que se aproxima mientras presentaba al embajador de la compañía, el periodista Juan Pablo Varsky.

Esta nueva ola de invitaciones a desafiar máquinas tragamonedas, juegos de jockers y ruletas de casino, ofrece promociones para captar la atención de los apostadores. En su página oficial, Betwarrior menciona el happy hour de los martes que les promete a las cien primeras personas que ingresen al sitio, apostar diez juegos gratis. Tiene que ser en un día y horario preciso. Del 2 al 30 de agosto y entre las 7 PM y las 8 PM. Para un amateur, el Caishen’s Golds y el Genies Wishes podrían ser dos plataformas de jueguitos electrónicos para niños pero no, son slots en los que se juega por plata.

El último fin de semana, en el sitio de apuestas futbolísticas aparecían todos los partidos de la Liga Profesional. River pagaba el domingo 1,32 pesos contra 5,25 de Central Córdoba de Santiago del Estero. Entre Defensa y Justicia y Boca los dividendos eran más parejos. Si ganaba el local pagaba 3,40 contra 2,95 que pagó del equipo que dirige Hugo Ibarra. A los jugadores se les ofrecen la plataforma de Mercadopago, la transferencia bancaria o la tarjeta de débito para apostar. “¿Te animás a jugar contra vos mismo y tus amigos o vas a seguir opinando desde el sillón?”, interpela en letras mayúsculas la página de Betwarrior.

Las apuestas virtuales que están cada vez más arrinconadas legalmente en Europa por severas medidas de los estados, ahora progresan en Argentina de la mano de compañías extranjeras o asociadas a otras de capital nacional. A la española Codere en River se le suma Biplay que es sponsor de Vélez y Estudiantes de La Plata. El negocio que quiso hacer prosperar Julio Grondona cuando era presidente de la AFA y no pudo, ahora gana posiciones en el fútbol argentino.

Betwarrior sugiere que se convertirá en “tu lugar más preferido para palpitar, analizar y sentir cada partido como si estuvieses dentro de la cancha. Y bueno, no vamos a mentirte, también vas a sufrir. En realidad, eso depende de vos. Pero siempre jugando desde tu celular, y en donde quieras jugar”. De eso se trata si se apuesta en el circuito de empresas legalizadas.

Pero hay otro sector, el que opera en los pliegues de la clandestinidad, donde también crece un mercado paralelo. Se apuesta sobre cualquier instancia del juego sin demasiadas garantías de que lo invertido retorne.

En los últimos días se avivó la versión de que Exequiel Zeballos, el joven delantero de Boca, había sido víctima de la mafia de las apuestas cuando recibió un terrible patadón del defensor de Agropecuario, Milton Leyendeker. El Ministerio Público de la Ciudad de Buenos Aires señaló en un comunicado que la Fiscalía especializada en delitos en Eventos Masivos a cargo de Celsa Ramírez “investiga si existían apuestas porque habría un jugador de Agropecuario expulsado antes de los 10 minutos del partido disputado en la provincia de Salta. La acción violenta que terminó en la lesión de Zeballos -que lo mantendrá inactivo durante meses- ocurrió a los 6 minutos del primer tiempo del encuentro”. Esa circunstancia del partido, según el rumor, hizo saltar la banca del juego clandestino y un levantador de apuestas que se sintió damnificado le podría haber filtrado la información a los medios.

El crecimiento desmesurado del mercado en tan poco tiempo no solo se percibe en la Argentina. Macarena Carvallo Silva, presidenta de la Polla Chilena de Beneficencia SA – el equivalente a nuestra Lotería Nacional que controla insólitamente el gobierno porteño de Horacio Rodríguez Larret -, explicó la problemática: “Cuando llegan estas casas de apuestas a Chile, tienen que ver con que en los países donde se originan… en España, en Uruguay, en Estados Unidos, se ha prohibido su creación y su prevalencia en el medio. Por ello han llegado con sus capitales a Chile y Sudamérica, y han copado el mercado, lo que genera inconvenientes. Por ello hemos visto lo de tener un juego controlado, responsable, con la Polla Chilena robusta, modernizada, y evitar lo que ocurre por ejemplo en el fútbol profesional. Ahí uno puede escuchar y ver algo de lo que está pasando”. En la misma entrevista de ADN Radio, la funcionaria agregó: “cualquier persona, de cualquier lugar, a cualquier hora, tiene acceso a este juego” y denunció un aumento notorio en los casos de ludopatía.

El escribano Fernando Mitjans, con 38 años de experiencia en Lotería Nacional, el mismo que preside el Tribunal de Disciplina de la AFA, le dice a Página/12 que “al paso que vamos y sin control estatal o de la justicia, el fútbol se verá afectado como pasó con las apuestas del boxeo y el tenis”. Para empezar, la española Codere se quedó con el frente de la camiseta de River a cambio de 3,5 millones de dólares por año. Antes intentó hacer lo mismo con Boca pero el club se negó. No es el único caso. En Chile se dio uno muy peculiar. Un club que es sociedad anónima también rechazó como sponsor a una casa de apuestas. El principal accionista de Unión Española, Jorge Segovia, declaró: “El nuestro es de los pocos equipos que no tiene a ninguna casa de apuesta como patrocinador, ni a representantes en su accionariado. Nosotros hemos recibido ofertas importantes y hemos dicho que no, pero es legal y no lo vamos a cuestionar ni denunciar”.

Con Lotería Nacional y el control del juego en manos de la Ciudad de Buenos Aires desde que el expresidente Macri autorizó su traspaso por decreto, la jurisdicción extiende sus propias licencias como ya sucedía en algunas provincias. La tendencia a concederlas va en aumento, los capitales de afuera no tienen filtro y las apuestas virtuales parecen que irán mucho más lejos que su publicidad en unas cuantas camisetas. Una moda retro que llega ahora como un tsunami después de abandonar Europa.

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