El 8 de julio de 2021 el Concejo Municipal de Rosario establecía el 28 de Julio como Día del Derecho Humano al Agua y Saneamiento, por idea e iniciativa de la Dirección de la Cátedra del Agua, del Centro Interdisciplinario del Agua de la UNR-Fcpolit como así también de la Coordinación del Ágora de los Habitantes de la Tierra Argentina. Fue muy gravitante el apoyo de las autoridades y concejales del Concejo Municipal de Rosario. Así nació la institucionalidad del 28 de julio, en homenaje a aquel histórico día del 28 de julio de 2010 en que la ONU aprobó la propuesta de Bolivia de que el acceso al agua y saneamiento son derechos humanos esenciales. 

No es casual, en Bolivia se produjeron al inicio de la década del 2000 las Guerras del Agua en Cochabamba , luego en la Paz y El Alto. No es casual también que sea desde la Latinoamérica sufriente por la injusticia social ambiental, que surgiera este planteo trascendental. El agua y saneamiento no llegan a las personas pobres. La escasez social, es decir la ausencia de agua por falta de infraestructura pública y no por problemas climatológicos desérticos, es una vigente problemática en nuestra América Latina, África y Asia. 

La escasez social es de una profunda lesa ambientalidad. Lesiona gravemente al ambiente y en él a las personas humanas que necesitan vitalmente de este bien común público. Todavía, a casi 40 años de estado de derecho en Argentina, la democracia del agua está ausente, no ha llegado a erradicar la pobreza e indigencia de este bien común. Hay agua de primera para los sectores altos y agua de segunda para los desposeídos. Hay alta presión de agua para los sectores altos y presión baja para los de bajos ingresos. 

Sabemos que la presión es lo que permite que el agua salga constante por las canillas con potencia y permanencia. Cuando la presión es baja, sale poca, irregular y mal. El ambientalismo inclusivo viene a plantear en este histórico día del 28 Julio de 2022, primer aniversario de su institucionalidad, la necesidad histórica para América Latina de cancelar esta deuda del no acceso al agua potable y al saneamiento. Más de 70 millones de personas pobres e indigentes de agua esperan por este bien común público y más de 100 millones de personas por el saneamiento.

Desde la sociología de lo cotidiano, vemos el proceso de naturalización de la pobreza e indigencia de agua y la injusticia que padecen las mujeres del agua. La naturalización se da como aceptación tácita o explícita de que las graves situaciones son así sin alternativas, con cierta inquietud. Es lo que hay. La etapa superior es la normalización, que es cuando se legitima y reconoce a dichas situaciones de injusticia ambiental y social como permanentemente estables, perdurables e insuperables. Hay un sentimiento de tranquila aceptación y consentimiento. La gravedad de la normalización es altísima, porque revertirla implica: 1) la ruptura con la naturalización y 2) lograr desarticular la normalización para pasar a la sensibilización para la trasnformación. Pués, la razón sin sensiblización es perversión.

Para las mujeres del agua, el 28 de julio debería ser el día de compromiso de emancipación a las cargas que sufren por conseguir este alimento esencial. Hete aquí la conceptualización de las mujeres subordinadas del agua. De suyo, sufren dos subordinaciones la de hacer esfuerzos titánicos para lograr llevar comida a sus hogares y la de conseguir agua potable. La cartografía de dichas esclavitudes tienen su mapa en las mujeres pobres. Donde hay pobreza no hay comida ni agua. Sólo pobreza e indigencia de agua y de los otros alimentos.

Las mujeres del agua, son las mujeres pobres del vital elemento. Son las que se hacen cargo de encontrar el alimento esencial para sus familias, ante la escasez social, convirtiéndose en un colectivo social en los barrios vulnerables. El dominante impone a las mujeres desposeídas estas cargas que la esclavizan. Mujeres y niñas dedican 200 millones de horas diarias para buscar agua para sus familias. Podemos ver que 18 millones de niñas en el mundo, menores de 16 años no asisten a la escuela para buscar el elemento vital. Estas mujeres subordinadas del agua caminan tres a cuatro kilómetros por día para acceder a este alimento y derecho humano fundamental.

En África, el 71 por ciento de la colecta de agua recae sobre mujeres y niñas. El cambio climático, el tiempo y el esfuerzo de la recolección hídrica, les quita participación social. Hay también otros ejemplos que denotan la injusticia social-ambiental. En la segunda década del año 2000, en Marruecos, por un proyecto de mejoramiento de suministro de agua rural y saneamiento, las mujeres que son las que tradicionalmente cargan con la desigual tarea de conseguir agua potable, por el mejoramiento del servicio, las niñas tuvieron más asistencia en las escuelas. Porque se redujo entre un 50 a 90% el tiempo que le dedicaban para conseguirla. En Pakistán, el facilitamiento en el acceso permitió la disminución del tiempo de las mujeres en las tareas de reclección, notándose más presencia en la ciudad de las mismas. En Tanzania, el poder acceder al agua en 15 minutos, para las mujeres y niñas se tradujo en más presencia en las escuelas, cuando antes debían dedicarle mucho más tiempo pues la tenían a una hora de distancia. En el mundo, el 80% son las mujeres y niñas las que recogen agua a distancia. Esta insostenible contradicción entre el esfuerzo de las niñas y mujeres por un lado y la falta de incidencia social y política constituye una lesa ambientalidad.

Es de injusticia social ambiental para las niñas y niños del mundo que la mitad de las escuelas no cuenten con sanitarios eficientes para higienizarse, más grave aún ante la Covid 19. Esta situación es más lesionante para las niñas ante baños de deplorables higienes.

El 28 de julio Día del Derecho Humano al Agua y al Saneamiento debe ser de liberación de los padecimientos por falta de este alimento esencial para las mujeres del agua y para todas las personas de la pobreza. El agua no debe esclavizar, debe emancipar.

(*) Director Cátedra del Agua UNR Fcpolit CeIA UNR y Coordinador del Ágora de los Habitantes de la Tierra –Argentina.