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domingo, 15 de mayo de 2022

JUAN CARLOS DURILÉN: Gotas de luna y el Haiku como camino

 



Este magnífico libro de haikus publicado por Juan Carlos Durilén en dos mil quince, merece toda la atención de una obra trabajada con paciencia, cuidadoso y amoroso respeto, cualidades hoy acaso no demasiado frecuentes. Pero además de hablar de esta obra, es mi propósito destacar que Juan Carlos, como él mismo lo expresa, ha seguido el llamado del Haiku como camino, del haiku-do. Do: vía, camino, llamado.

Juan Carlos Durilén es poeta, haijin de corazón cordobés, e impulsor y miembro del Grupo Córdoba Haiku entre otras muchas cosas, y comienza su libro contándonos cómo fue su proceso de elección del haiku como camino de vida.

En ese preludio explicativo, nos cuenta cómo en su búsqueda poética llega un instante en que necesita acercarse a una "síntesis entre verdad y belleza que apuntara a la resignificación de la palabra", y encontrándose en esa búsqueda interna suena en la radio "Este camino/ ya nadie lo recorre/ salvo el crepúsculo". Y ahí comienza para él un camino de ida que jamás se detuvo.

Y es refiriéndose al "aquí y ahora", a eso que está sucediendo en este lugar, en este momento, -según el maestro Basho lo definiera -, que Juan Carlos pone énfasis en señalar que el haiku no es un producto elaborado por la mente, sino que por estar atravesado de aquello que al haijin le impacta y le impresiona, la atención del poeta está transida por la emoción, expresando "lo que el corazón inevitablemente le dicta".

Y generosamente, -como es su estilo-, va a explicarnos breve pero esmerada y claramente qué es un Haiku, para luego continuar acercándonos con palabras la esencia del sumi-e, el arte visual que suele aparejarse con el de la escritura de haikus. En el caso de este libro, Gotas de luna, María del Carmen Risso es la que aporta la belleza visual del sumi-e, a través de Paisajes que de algún modo intervienen como separadores dentro de la obra.

Es importante señalar que en sus haikus está inextricablemente unida la esencia que el pueblo japonés le ha dado al crearlo, a las particularidades del paisaje y las escenas del devenir cotidiano de nuestras latitudes, y dentro de ellas, los especiales condimentos que tiene para aportar la idiosincracia cordobesa.

Hablé al comienzo de la paciencia y del cuidado amoroso. E insistiré en este punto porque forma y contenido no hacen más que subrayar esta artesanal manera de editar, y a la vez la compilación de una cantidad de pequeños poemas para nada menor, lo cual nos habla de años de trabajo con la sensibilidad, esa que capta sin alardes la vida del mundo interno y externo, calando hondo en lo que más hondo nos cala: las vivencias.

Y si me fuera otorgado el derecho a buscar algunas constantes expresivas, elegiría esta tristona y dulce manera de dar testimonio del paso del tiempo, tanto en su dimensión de nostalgia como en su devenir ineludible, y el tierno modo en que son descriptas las escenas propias del terruño, tanto las que seguirá eternizando la naturaleza si la dejamos, como aquellas otras relacionadas con las costumbres que retratan a los pueblos en lo que deja realmente impronta, y que tantas veces va apagándose con la llegada de eso que llamamos progreso.

¡Gracias Juan Carlos Durilén por regalarnos esta obra!


Otro Año Nuevo.

En la sala el retrato

de los abuelos.



Flores de roble

flotando en el cacharro.

Bebe un zorzal.



Nido de hornero.

Por la baldosa rota

hojitas verdes.



Siesta de enero.

Junto al tocón reseco

fluye la acequia.



Luna de marzo:

los sauces del arroyo

tocan su luz.



Gramilla helada.

En las lápidas grises

ninguna flor.



Tarde nublada

con aroma a café.

Cierro los ojos.



También sus ojos

recorrieron un día

los mismos versos.



Afilador,

su flauta suena lejos...

Se va la tarde.



En el andamio

silban los albañiles.

Luna de día.



Leve sonrisa,

al cuarto del enfermo

entra la luna.



Feria del sábado.

Entre flores y frutas

olor a churros



Viento en el lago, 

la sierra atardecida 

se multiplica.



La perra al trote.

Unido a la jauría

uno en tres patas.



Leo otro haiku.

Ya no es la misma nube

tras la ventana.


En este enlace se puede leer el libro completo ¡Albricias!

https://es.calameo.com/read/005023540cd103f7a50ee


( Y más sobre el autor y su obra en https://hojas-de-haiku.blogspot.com/)


También en la misma plataforma, su segundo libro de Haikus, "La lluvia en el tilo"

https://es.calameo.com/read/005023540b687ac73f930 




5 comentarios:

  1. ¡Muchas gracias, querida amiga!
    Excelente trabajo. Objetividad y sentimiento. Aprecio mucho tu tiempo, tu dedicación y, sobre todo, tu generosidad.
    Tu personal modo de expresarte y llegar al corazón.

    ¡Gran abrazo!


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  2. Excelente reseña para un excelente libro. Muchas gracias a ambos, Es una delicia leer esos haikus y las impresiones que producen y que tan hermosamente relata Claudia.

    Muchas gracias de nuevo. Un abrazo grande

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  3. ¡Félix! admirado y entrañable haijin y compañero de ruta ¡Cuánta emoción al leerte por aquí! Gracias por dejar tu huella en el camino. Abrazo transoceánico para tí.

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  4. Muy grato el texto y la selección de haikus.

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