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Daniel Ortega extiende su control absoluto de la administración al hacerse con los 153 municipios de Nicaragua

El sandinismo instala el régimen de partido único tras unas elecciones sin competencia ni garantías

Elecciones en Nicaragua 2022
Miembros de juntas receptoras de votos esperan a los votantes, el domingo en Managua.Jorge Torres (EFE)

Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, se adjudicaron el domingo todas las alcaldías de Nicaragua, 153, a través de una votación marcada por el desinterés ciudadano y la abstención. Según los primeros datos del Consejo Supremo Electoral, el Frente Sandinista ganó las 17 cabeceras departamentales, extendiendo el régimen de partido único y autoritario a toda la administración local del país.

El proceso estuvo marcado por la falta de competencia y la apatía ciudadana, después de que el régimen diera la última estocada a las municipalidades en julio, cuando descabezó a las últimas cinco alcaldías gobernadas por la oposición. El sandinismo acudió a las urnas con partidos políticos aliados para simular una competencia. Sin embargo, según los datos provisionales, no han obtenido ninguna alcaldía.

Según el primer informe preliminar del Poder Electoral, el sandinismo ganó las municipalidades de Murra, Santa María de Pantasma, El Almendro, El Cuá, San Pedro de Lóvago, Camoapa, entre otras que históricamente habían sido bastiones antisandinistas. A pesar de que la propaganda oficial insistió en una alta participación, la organización independiente Urnas Abiertas cifra la abstención en el 82,7% del electorado. Es un porcentaje de participación similar a las elecciones generales de 2021, en las que Ortega y Murillo se las apañaron para mantenerse en el poder tras apresar a todos los precandidatos presidenciales.

Los opositores en el exilio consideran estas elecciones como un fraude. Para simular tensión electoral y competencia, los partidos aliados usurparon las identidades de más de 1.000 ciudadanos para ponerlos en la lista electoral, según denuncian estos opositores. Las urnas se vieron vacías y fue evidente el esfuerzo del sandinismo para acarrear votantes, añaden estas mismas fuentes.

“La comunidad internacional, con la diáspora en el exilio, en Estados Unidos, en Europa y Costa Rica, se está manifestando por el fraude electoral, pero también por los arrestos. Estamos viviendo un proceso torturante para las personas que están en el exilio y quieren regresar, pero también para los que están dentro del país”, dijo el estudiante Armando Noguera en una manifestación realizada en San José, Costa Rica, ciudad en la que se concentra gran parte de la oposición que ha huido de Nicaragua.

“Coacción sin precedentes”

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Urnas Abiertas informó de “una coacción sin precedentes” hacia trabajadores públicos, opositores y la ciudadanía en general. Según esta organización, el régimen sandinista vigiló a personas en cada casa para evitar cualquier expresión de resistencia y en algunos casos para obligarlos a que acudieran a las urnas.

El sandinismo instaló puestos de control en los que operadores políticos del oficialismo vigilaron y controlaron quiénes llegaron a votar, añaden en la organización. En redes sociales circularon numerosos videos de militantes que cargaban el padrón electoral en las manos para sacar a los pobladores de sus casas.

En la ciudad de León, al occidente del país, el sandinista Fidel Bervis le ordenó a su compañera del partido que anotase “los números de teléfonos de ellos [ciudadanos] y a qué hora van a ir a votar. Solamente para efectos de control”. Luego Bervis les dijo que una vez hayan votado les manden foto con el dedo manchado (de tinta indeleble en señal de que ya votaron).

En las instituciones del Estado ordenaron a los funcionarios públicos que enviaran una foto con el dedo manchado como prueba de que habían asistido a votar. Los que no enviaron su imagen fueron presionados por sus superiores durante todo el día para que fueran a las urnas. También fue divulgada una fotografía de policías que mostraban su dedo manchado mientras cargaban fusiles en el interior de un centro de votación. Urnas Abiertas calificó la escena como “una clara violación de la ley electoral, que prohíbe entrar armado al local de las votaciones”.

Ortega y Murillo votaron en torno a las dos de la tarde en Managua. El líder sandinista dio un breve discurso en el que destacó que las votaciones eran sinónimo de paz. “Faltan todavía unas cuantas horas, donde estamos seguros de que seguirán llegando a los centros de votación los nicaragüenses, mujeres y hombres, hombres y mujeres, que saben que este voto es un voto por la paz. Más allá del partido al cual se le deposita el voto se está votando por Nicaragua. Y al votar por Nicaragua se está votando por la paz”, remarcó.

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