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Macron acelera la rehabilitación internacional del saudí Bin Salmán pese a las críticas de las ONG de derechos humanos

El presidente francés recibe este jueves al príncipe heredero del país árabe en su primera visita a Europa tras el asesinato del periodista Jamal Khashoggi

Emmanuel Macron recibe a Mohamed Bin Salmán a su llegada al Palacio del Elíseo, este jueves en París.Foto: BERTRAND GUAY (AFP)

El de Emmanuel Macron y Mohamed Bin Salmán (conocido como MBS) fue un encuentro corto y discreto: una “cena de trabajo”, un nivel más bajo de lo habitual en la escala del protocolo político galo para un dignatario saudí. Aun así, la decisión del presidente francés de recibir este jueves en el Elíseo al controvertido príncipe heredero de Arabia Saudí ha sido duramente criticada por las organizaciones de derechos humanos, que denunciaron el gesto como un paso definitivo hacia la rehabilitación política del principal señalado por el brutal asesinato del periodista Jamal Khashoggi en 2018. Mientras varias ONG presentaban este mismo jueves en París una demanda ante la justicia gala contra el controvertido príncipe saudí, el Gobierno francés justificaba la visita como una decisión geoestratégica en un momento en el que Europa busca diversificar su aprovisionamiento energético para contrarrestar un posible cierre del grifo del gas ruso.

“No se trata, evidentemente, de dejar de lado nuestros principios, de cuestionar nuestro compromiso con los derechos humanos”, dijo poco antes del encuentro la primera ministra, Élisabeth Borne. “Pero en un contexto en el que sabemos que Rusia amenaza con cortar y corta el suministro de gas, en el que hay tensiones sobre el precio de la energía, los franceses no comprenderían que no hablemos con los países que son productores de energía”, agregó. Fuentes del Elíseo aseguraron que Macron abordaría la cuestión de los derechos humanos durante su encuentro con MBS “de manera general”, pero que también aprovecharía para evocar “casos individuales”.

Ni Macron, recién llegado de su gira africana, ni Bin Salmán, que se disponía a partir de Francia nada más acabar la cita, se pronunciaron ante la prensa que los aguardaba en el patio de honor del Elíseo justo delante de la Guardia Republicana y la alfombra roja que suelen recibir a los mandatarios extranjeros. Ambos se limitaron a saludarse con un fuerte apretón de manos antes de entrar, rápidamente, al palacio presidencial.

Emmanuel Macron saluda a Mohammed bin Salman a su llegada al palacio del Eliseo.
Emmanuel Macron saluda a Mohammed bin Salman a su llegada al palacio del Eliseo.BENOIT TESSIER (REUTERS)

La brutal muerte del columnista de The Washington Post en el consulado saudí de Estambul en 2018 convirtió a MBS en un paria internacional. La guerra de Ucrania y la consiguiente necesidad de Occidente de diversificar y garantizar sus fuentes de energía ante el enfrentamiento con Rusia han acelerado visiblemente una rehabilitación política que ya había comenzado tímidamente a finales del año pasado: el propio Macron se encontró con Bin Salmán en Riad en diciembre, convirtiéndose en el primer dirigente occidental que celebraba un cara a cara con el príncipe saudí desde que fuera condenado al ostracismo diplomático. El proceso se ha consolidado ahora con la entrevista de MBS con el presidente estadounidense, Joe Biden, a mediados de mes en Yeda, y la gira europea estos días del saudí, que llegó a París la noche del miércoles tras una primera escala en Grecia.

En Atenas, MBS selló un acuerdo para tender un cable de datos submarino que conecte Europa con Asia y exploró con las autoridades griegas, incluido el primer ministro, Kyriakos Mitsotakis, la posibilidad de conectar las redes eléctricas de ambos países para suministrar más energía a Europa. El miércoles, se discutieron y firmaron múltiples acuerdos en sectores como defensa, agricultura y transporte marítimo.

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“Hablar con todos los países del Golfo es una necesidad absoluta”, defendió también este jueves Aurore Bergé, presidenta del partido de Macron, Renaissance, en la Asamblea Nacional.

“Príncipe asesino”, según Amnistía Internacional

Con todo, a nadie se le escapa el giro drástico que suponen los gestos hacia el saudí, muy criticados por organizaciones de derechos humanos y la oposición política. “La rehabilitación del príncipe asesino será justificada en Francia y en Estados Unidos con argumentos de realpolitik. Pero en realidad es el mercadeo lo que predomina, no nos engañemos”, criticó la secretaria general de Amnistía Internacional y antigua relatora de la ONU sobre ejecuciones extrajudiciales, Agnès Callamard, que recibió amenazas de Riad por investigar el asesinato de Khashoggi.

“Parece que MBS puede contar con Macron para rehabilitarse en la escena internacional pese a la muerte atroz del periodista Khashoggi, la represión implacable de las autoridades saudíes contra toda crítica o los crímenes de guerra en Yemen”, coincidía la directora en Francia de Human Rights Watch (HRW), Bénédicte Jeannerod. Reporteros Sin Fronteras (RSF) ha reclamado, por su parte, que Macron “intervenga ante MBS para que sean liberados los 27 periodistas detenidos en Arabia Saudí”.

El Elíseo rechaza las acusaciones de hipocresía y de practicar la realpolitik. “No, es política a secas, punto. Si queremos afrontar las consecuencias de la crisis [energética] y, a la vez, tener un peso en la región, la única manera es hablar con los principales actores. Se trata de ser eficaz, de tener un peso”, aseguran fuentes del Gobierno.

Aprovechando la presencia del heredero saudí en la capital francesa, varias ONG, entre ellas Dawn (Democracy for the Arab World Now), creada por el propio Khashoggi poco antes de su muerte, presentaron este jueves una demanda contra el heredero saudí en Francia, que reconoce la justicia universal ante casos de tortura y desapariciones forzadas. Junto con la suiza Trial International y la estadounidense Open Society Justice Initiative, argumentan que MBS es “cómplice de la tortura y desaparición forzada de Khashoggi” y que Bin Salmán “no tiene inmunidad porque como príncipe heredero no es jefe de Estado”.

El presidente francés Emmanuel Macron posa junto a Mohammed bin Salman en el interior del palacio del Eliseo.
El presidente francés Emmanuel Macron posa junto a Mohammed bin Salman en el interior del palacio del Eliseo.BENOIT TESSIER (REUTERS)

“Las autoridades francesas deberían abrir de inmediato una investigación criminal contra Bin Salmán”, exigió la directora ejecutiva de Dawn, Sarah Leah Whitson. “Como parte de la Convención de la ONU contra la Tortura y las Desapariciones Forzadas, Francia está obligada a investigar a un sospechoso como Bin Salmán si está presente en territorio francés”, agregó en un comunicado.

Este panorama ha obligado al Gobierno de Macron a limitar al máximo su exposición con el heredero saudí. Una cena, sí, pero con total discreción. Hasta el punto que recuerda a aquel famoso “comes y te vas” que hace 20 años el entonces presidente mexicano, Vicente Fox, le dijo a Fidel Castro durante una cumbre de las Américas para evitar que el líder cubano se cruzara con el estadounidense George W. Bush.

La diferencia es que aquel incidente provocó entonces la mayor crisis bilateral entre México y Cuba, mientras que la cena de este jueves en París buscaba todo lo contrario: estrechar los lazos con los países ricos en fuentes de energía. Algo que ya llevó a Macron a recibir, en los pasados días, a otros dignatarios de currículum cuando menos dudoso en materia de derechos humanos, pero claves en la diversificación energética: el presidente de Emiratos Árabes Unidos, Mohamed bin Zayed Al Nahyan, y, días después, el egipcio Abdelfatá al Sisi.

El viaje de Bin Salmán a Europa se produce menos de dos semanas después de que Biden se encontrara con el príncipe heredero, durante la primera gira del líder estadounidense por Oriente Próximo. La visita de Biden a Yeda también levantó fuertes críticas, porque durante la campaña de 2020 prometió convertir al reino del desierto en un paria internacional por el caso Khashoggi. El presidente de Estados Unidos aseguró que fue “franco y directo” al hablar sobre Khashoggi con Bin Salmán.

En aquella ocasión, uno de los principales temas en la agenda también fue la energía y la posibilidad de que Arabia Saudí aumente el suministro de petróleo para calmar unos precios que se han disparado en los últimos meses. Sin embargo, existen dudas sobre si el reino del desierto cuenta con una capacidad de producción adicional significativa, y en cualquier caso Riad ha mantenido en todo momento su compromiso a coordinarse con el bloque exportador de la OPEP+, del que también es miembro Rusia. En este sentido, no se esperan anuncios bilaterales sobre posibles aumentos de suministro, y las esperanzas de Occidente están depositadas en la reunión que celebrará la OPEP+ el próximo miércoles.

Además, la rehabilitación del régimen saudí en Occidente llega después de que Bin Salmán acelerara antes de la visita de Biden su actividad diplomática en Oriente Próximo, con paradas destacadas en Egipto y Turquía, con la que ya ha restablecido lazos después de que su relación se viera afectada por el asesinato de Khashoggi. El objetivo de Bin Salmán, según señalan medios locales, era afianzar su liderazgo y alianzas regionales para consolidarse ante Europa, y sobre todo Estados Unidos, como un socio clave en la zona.

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