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El debate electoral de Andalucía reactiva a partidos que tienen peores perspectivas

Los candidatos de PP y Cs, socios del Gobierno de coalición, pactaron ir de la mano en el programa televisivo

El candidato del PSOE de Andalucía a la Junta, Juan Espadas (en primer término), seguido del cabeza de lista del PP andaluz, Juanma Moreno, este lunes a su salida del debate en el centro territorial de RTVE en Andalucia, en Sevilla.Foto: ALEJANDRO RUESGA | Vídeo: EPV
Lourdes Lucio

La campaña andaluza tuvo este martes su día de resaca tras el debate a seis en RTVE. En Andalucía tuvo un 17,6% de cuota de pantalla (457.000 espectadores), casi tres puntos más que en 2018, y de un 9,3% en el conjunto nacional (1.179.000 personas). ¿Sirvió? ¿Y a quién? Ninguna de las dos preguntas tiene aún respuesta. Los politólogos andaluces Ana Salazar y Manuel Rodríguez creen que fue útil para que la gente se entere de que el próximo 19 de junio se renuevan los 109 escaños del Parlamento autónomo y, sobre todo, para movilizar a las tropas de los partidos, a los fieles de Juan Manuel Moreno (PP), Juan Espadas (PSOE), Juan Marín (Ciudadanos), Inma Nieto (Por Andalucía), Macarena Olona (Vox) y Teresa Rodríguez (Adelante Andalucía).

“Este periodo electoral es muy ñoño, no hay ambiente ni tensión electoral”, afirma Salazar, directora de Idus3 Estrategia. “Movilizar a los tuyos tiene un efecto de bola de nieve, porque saca a la militancia a cuerpear con los ciudadanos”, sostiene. No obstante, duda de que el debate por sí solo movilice a ese 40% de abstencionistas que pronostican las encuestas.

En el PSOE salieron contentos con la intervención de Espadas, cuyo liderazgo electoral genera incertidumbres en sus filas. En realidad, todos los partidos expresaron la misma sensación de haber superado con aprobado la prueba. Pero en algunos ámbitos del PP se generó un punto de duda, ese reconcomio tan característico de las campañas electorales que se resume con la fórmula ¿y si…? Detrás de esa expresión hay alguien con memoria, alguien que vivió la noche del 25 de marzo de 2012, cuando las encuestan que daban la mayoría absoluta a Javier Arenas se derrumbaron de manera estrepitosa y los socialistas, pese a perder, continuaron unos cuantos años más en el Gobierno de la Junta de Andalucía hasta que el 2 de diciembre de 2018 les llegó el final. También esas encuestas se despeñaron con no menos jaleo.

“Moreno no estuvo bien, pero el debate no le fue mal”, asegura una persona que figura en las listas electorales del PP. “Hubo muchos silencios, no quería entrar en la discusión. Por muy bien que nos vaya, no hay que perder de vista que Arenas no acudió al debate electoral de 2012 en Canal Sur cuando creía que estaba todo ganado”, afirma esta fuente, que hubiera preferido un Moreno más Juanma que presidente. En el debate de RTVE, moderado por los periodistas Xabier Fortes y Paloma Jara, todos los candidatos del bloque de la izquierda y la aspirante de la ultraderecha se pusieron de acuerdo en intentar erosionar al presidente andaluz y candidato del PP a la reelección. Él se puso de perfil.

“Andalucía no es una tierra de confrontación”

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Ninguna duda hay en la sala de máquinas de la campaña del PP de que su líder atinó. “Había seis candidatos, no cuatro, como la vez anterior. Y solo hay un presidente. Se trata de trasladar que Andalucía no es una tierra de confrontación”, aseguran desde el equipo de Moreno. El presidente de la Junta contó con una ayuda para nada inesperada y sorpresiva: la de su vicepresidente y candidato de Ciudadanos, Juan Marín. Desde el PP se lo pidieron expresamente. “El Gobierno ha ido de la mano en el debate. Estaba todo pactado. Él es Gobierno y tiene que vender gestión”, aseguran las fuentes consultadas. Marín se puso a ello y fue, junto con Teresa Rodríguez, el que con mayor determinación plantó cara a Olona, mientras Moreno evitó el cuerpo a cuerpo. En el PP tenían claro que no había que hacer “ni caso” a las provocaciones.

El politólogo Manuel Rodríguez de la consultora política Cámara Cívica, reconoce que le sorprendió la intervención de Marín. “Defendió que el Gobierno de coalición ha funcionado y puede capitalizarlo” el 19 de junio, afirma. La principal preocupación de Marín era terminar ignorado por el resto de aspirantes. El retorno que le llega de su capitidisminuida formación “y de la calle” —si no saca escaños supondrá casi seguro el fin del partido liberal— le ha supuesto como una inyección de vitamina.

Lo mismo le ocurre al PSOE, donde cree que el “bloque de la izquierda” estuvo “muy por encima del de las derechas”. El equipo de Espadas asegura que Moreno “estuvo, pero no estuvo” y confía en que la “no agresión” entre PSOE y las coaliciones que lideran Inma Nieto y Teresa Rodríguez ayudará a sacar de la modorra al electorado de izquierdas.

Este análisis lo asumen en parte en Por Andalucía, la coalición de que agrupa a seis formaciones, entre ellas IU, Podemos y Más País. El principal objetivo de esta coalición no era solo dar a conocer a su candidata (según el CIS, solo lo hacen el 4,8%), sino intentar que se la identifique con el proyecto que pilota la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz. Esta ha pasado de desentenderse de la coalición andaluza en sus primeros compases a decidir la candidatura de la eficaz portavoz parlamentaria de IU en lugar de la del aspirante propuesto por Podemos. Día ya tiene programado tres mítines en Andalucía, uno de ellos con el líder de Más País, Íñigo Errejón, el primero tras su ruptura con el partido que fundó junto con Pablo Iglesias, el próximo domingo en Málaga, en la que no estarán las máximas dirigentes de Podemos, Ione Belarra e Irene Montero. En Por Andalucía no tienen dudas de que sacarán más diputados que los de su antigua aliada Teresa Rodríguez, pero no ignoran que es la primera vez que a su izquierda hay un competidor.

El lunes que viene se celebra el último debate a seis en el plató de Canal Sur, la cadena pública que Vox quiere cerrar. Salvo PP y Cs, todos los partidos creen que supondrá un nuevo reparto de cartas y será distinto, una vez pasado el vértigo inicial. Desde el PP ya advierten que Moreno mantendrá el mismo perfil institucional —”venderemos nuestro libro”—, aunque no descartan otra tonalidad en los mítines.

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